martes, 18 de septiembre de 2012

Est3b@nn


Hacia ya mucho rato que el quemante sol había dejado de iluminar las nubes sobre el horizonte y ahora largas sombras cubrían el gigantesco valle, no obstante, la tierra guardaba el calor y la humedad por espacio de varias horas mas, lo que provocaba que la noche fuera casi tan sofocante como el día. Ubicada a lo largo y ancho del valle, la vasta ruinopolis se transformaba en un ciclopeo laberinto donde solo los seres mas adaptados sobrevivían.
 Arrastrándose sobre el húmedo suelo de una antigua  e importante avenida. Est3b@nn media@ se detuvo a escuchar, no importaba cuanto esforzara la vista, la casi completa obscuridad le impedía ver mas allá de unos cuantos metros.
Aguzo el oído y se irguió, su ropa lo camuflaba perfectamente en el entorno post-apocalíptico en que se encontraba; un grueso pantalón y una tosca camisa negra servían de base a multitud de  parches de todo tipo de materiales; trozos de telas, hierbas secas, cartones e inclusive bolsas de plástico ayudaban a que se volviera uno con el paisaje, varios metros de cuerda enrollada alrededor de sus pies hacían las veces de zapatos. Sobre su cabeza una bufanda verde obscuro, trenzada a su largo cabello formando una especie de mascara; solo dejaba al descubierto sus penetrantes ojos. Había creído escuchar algo a lo lejos, -¿Simbios? Ojala no- pensó, la ultima vez que lo persiguieron sufrió varias heridas, incluyendo una muy grave en la base del cuello, perdió todas sus herramientas y todavía muy débil tuvo que regresar a la ruinopolis a cumplir su sagrado deber. Eso había sido cuando tenia quince años, ahora contaba con diecisiete y una destreza que nadie en su guettolonia actual tenia.
        Aunque no podía ver mucho en la húmeda obscuridad de la noche, en realidad estaba bastante familiarizado con todo tipo de ruinopolis y aquellas eran como las que conocía desde que nació; calles reventadas por la acción del clima y la flora,  ruinas de altos edificios cubiertos de algas de fantásticos colores, vehículos destruidos en largas filas de varios kilómetros, zonas gigantescas  inundadas, basura, desechos de todo tipo y de manera omnipresente, selva exuberante. Volvió a escuchar con atención pero solo percibió los ruidos habituales a su alrededor,  sabia que por todos lados la muerte estaba presente en forma de animales y plantas adaptados a las hostiles condiciones presentes desde hacia ya trescientos años, un descuido por pequeño que fuera y terminaría su noble oficio de recuperador.
        Encontró las discretas marcas que había dejado en su exploración previa; en la parte baja de algunas paredes dibujaba un símbolo que era también su firma: la pictografía de un puño, le servía para señalar que los Dioses lo habían protegido hasta aquí, pero a la vez para orientarse en la colosal ruinopolis. En cuanto toco el tosco dibujo se llevo las manos a la  sudorosa frente, a la boca y al pecho mientras murmuraba lentamente un rezo de agradecimiento.
      De manera rápida y silenciosa siguió avanzando sobre los restos de la calle, sin acercarse demasiado a ningún edificio o casa, solo llevaba una pequeña maleta atada a la espalda y un enorme cuchillo ennegrecido con carbón para evitar los reflejos, pisaba con sumo cuidado,desplazando el peso sobre sus pies de tal modo que fuera muy difícil que perdiera el equilibrio o tropezara, lo hacia sin darse cuenta, habituado a moverse por esos letales lugares. La luna brillaba tenuemente a través de la espesa atmósfera saturada de vapor, por todos lados percibía una apagada serie de ruidos difícilmente comprensible para quienes no vivieran en el peligro, ruidos de seres al acecho, seguidos  de una corta pero brutal pelea y después los inquietantes sonidos de bestias alimentándose. Llego a un cruce de avenidas totalmente obstruido por lo que su abuelo llamaba autos, para Est3b@nn no eran otra cosa mas que chatarras ruidosas y mortales puesto que un corte con las laminas retorcidas cubiertas de oxido podían ocasionar una infección irreversible, lo mejor era evitarlas y dio un rodeo atravesando las amenazantes sombras del arco que formaban la pared en ruinas de una pequeña casa:
 -Así es la vida de un recuperador -suspiro Est3b@nn  - elegir un riesgo mortal para evitar un riesgo todavía peor-.
Cuchillo en mano, atravesó con sumo cuidado las ruinas de lo que en otros tiempos fue una casa de tres pisos, bastante espaciosa por lo que pudo apreciar, salio por el otro lado de la esquina de la avenida obstruida y observo atentamente; a su derecha, el olor y los reflejos del agua le indicaban que comenzaba una larga calle inundada, repleta de plantas subacuaticas, insectos y todo tipo de materia descompuesta, a su izquierda no se veía absolutamente nada, la obscuridad era casi total, pero sentía claramente una leve y fétida corriente de aire proveniente de allí.
 -Jungla-se dijo a si mismo-mala idea cruzar por allí-.
Se pego  a la pared de su lado derecho y comenzó a avanzar evitando en la medida de lo posible meterse demasiado en el agua. Había conocido a otros recuperadores que no le habían tenido el suficiente respeto al agua y a la jungla y ahora ya no existían.
Siguió andando a través de las escasas partes que no estaban bajo el agua, evitaba chapotear o provocar algún sonido demasiado llamativo, según su abuelo, hace muchos años por esas largas calles transitaban todos los días cientos de personas, a  Est3b@nn le era muy difícil imaginarse tales escenas, en primera porque nunca había caminado por allí de día, era imposible, y en segunda porque donde el vivía estaba habitado por unas treinta familias y eso solo en las mejores épocas del año, las escasas fuentes de alimentos evitaban que las guettolonias crecieran mas.Como se alimentaban tales cantidades de gente de las que hablaba su abuelo le parecía magia.
       En algunos puntos de su recorrido se encontró con pequeñas muestras de algas multicolores y enseguida dio media vuelta para buscar otro camino, mientras murmuraba rezos de protección. el ahogado sonido de un cuerpo al ser arrastrado lo obligo a permanecer completamente inmóvil durante un buen rato. Estaba a punto de rendirse por esa noche y regresar cuando un suave bip,bip,bip llamo su atención, se acurruco con cuidado junto a los restos de lo que había sido un camión, con reverencia saco una delgada tarjeta de cristal de su bolsillo, metió la cara por el cuello de su camisa mientras por debajo de la misma metía la tarjeta, la presiono suavemente y observo maravillado como una flecha roja se encendía y apuntaba a una dirección un poco a su izquierda y hacia bajo con respecto a donde se encontraba;
-¡Por fin un sarcofax!- musito emocionado Est3b@nn,al aparecer no se iba a ir con las manos vacías...

Celta Queen


Oculto tras un gran árbol cercano al sitio de adoración, tras largas horas de seguir el ínfimo rastro, horrorizado y fascinado a la vez; el viejo Druida observaba los elegantes movimientos de la voluptuosa criatura que trepaba por las antiguas ruinas. la lechosa piel de la hembra desnuda aceptaba como ofrenda la magra luz de luna en esa noche sangrienta. La melena negra con rocío carmesí, mirada febril, enloquecida, ni humana ni animal,menos que estos y superior a la vez, toda su presencia exige vasallaje, exige adoración.
-¡No!-piensa Sucellós el druida- ¡soy un Pheryllt, sacerdote de Phron y guardián de su templo, no temo ante esta abominación!- de entre sus toscas ropas saca un cuchillo ritual, ajusta su obscura capa y avanza cautelosamente a través de los altos pastos coronados de humedad.
El ser trepa hasta la cima del megalito,se yergue en todo su esplendor;  sus opulentas formas femeninas bañadas en sangre fresca, la boca entreabierta muestra dos largos colmillos, adopta una pose como la de una rata al acecho, se rasca y lame con calma, con sensuales movimientos de respiración que hipnotizan,  los semicerrados ojos se abren de pronto con un brillo demencial, una sobrenaturalmente larga lengua otea el aire en todas direcciones, la criatura emite una risa como de niña y salta hacia el siguiente megalito, el mas grande.
Sucellós ve con creciente furia, a la hembra defecar humedamente sobre el altar consagrado a la madre tierra -¡profanación!- murmura entre dientes.
No lo soporta mas y corre hacia las ruinas profiriendo gritos y amenazas, la negra barba salpicada de saliva, el cuchillo lanzando fugaces relámpagos de origen lunar. La criatura ríe como una anciana y con un rugido desaparece en un impresionante salto, el Druida la pierde de vista y se detiene, observa con mirada penetrante las ruinas sin dejar de lanzar insultos; -¡sal de tu escondite morrigú blasfema! ¡Póg mo thóin! ¡acabare con tu obscuridad!-
Una gélida  respiración en su nuca y un hedor insoportable lo petrifican; comprende que el ser esta detrás de el y en ese largo segundo de duda pierde su oportunidad, si es que la tuvo. De pie, con las mandíbulas desmesuradamente abiertas la criatura lo muerde brutalmente abarcando todo el cuello y doblándolo como si de una ramita se tratara, Sucellós emite un ronco gemido, sus brazos cuelgan inertes y suelta el cuchillo mansamente, los colmillos de ella se incrustan profundamente en la carne pero no siente ningún dolor, solo la tremenda succión que ejercen al extraer su sangre. con la mirada borrosa y casi sin poder respirar observa de reojo a su atacante; lo que puede distinguir del diabólico rostro es una expresión de malsano placer que al mismo tiempo le recuerda a un infante alimentándose de su madre, se le nubla la visión.
Comienza a percibir cada vez mas nitidamente, ambientes, sensaciones, lugares y personas. entre brumas distingue a un veterano centurión romano violando a una joven celta, una sombra  los tapa, ambos son despedazados en pocos segundos. luego, hacia atrás en el tiempo, una embarcación saliendo de una hermosa playa con varios esclavos nubios es atacada por la criatura que se alimenta con su sangre, inmediatamente después logra ver claramente un enorme bosque cubierto de nieve y un poblado que se asienta en lo profundo, este sirve de madriguera para que el ser pase el invierno cómodamente, nadie sobrevive. Decenas, luego cientos y finalmente miles de recuerdos así, pasan por su sedada  conciencia hasta que tal pareciera que son suyos, que ha vivido miles de años a la sombra y en la sombra de los humanos.
súbitamente abre los ojos y se ve a si mismo como si fuera la criatura que lo esta matando, esta tirado sobre reseca tierra llena de filosas piedras y un viento brutal lo tortura rasgando su piel, un potente resplandor la ciega,cubriendo sus lastimados ojos levanta la cara y lo ve;  una figura de luz, alada;  la mano izquierda extendida a la altura de los hombros y la derecha completamente levantada sobre su cabeza, señalando.
-¿que señala?- se pregunta la mínima conciencia que queda de Sucellós y que siente una intima satisfacción al saber que la criatura también siente terror, con gran esfuerzo mira hacia donde señala el ser de luz y se maravilla ante lo que observa: una enorme espada que refulge con el brillo del sol de mediodía, la criatura lanza un estremecedor chillido al distinguirla, sus ojos sangran y lo ultimo que ve es que detrás del ser de luz hay un vasto y bellísimo jardín cubierto de arboles en los que vuelan centenares de coloridas aves. la luz y el dolor aumentan hasta borrarlo todo.
Despierta trabajosamente ¿horas, días después?, la criatura esta en un lugar desértico, el hambre la atormenta, su piel esta ennegrecida y su antaño sedoso cabello esta quemado hasta la raiz, se encuentra desnuda y su dolor por el paraíso perdido es infinito. una afilada piedra se estrella contra su rodilla, ruge de dolor, observa de donde fue lanzada y mira a un grupo de humanos primitivos que corren en su dirección con toda la intención de matarla, una tremenda furia se apodera de ella y pese a su dolor se levanta, nota los enormes colmillos que ahora posee y entiende por intuición que ahora es una cazadora, que si alguien la maldijo, en oposición, alguien mas la acepto como hija. los cavernícolas son despedazados fácil y cruelmente, para su sorpresa no es la carne lo que la sacia sino la sangre, cálida,  espesa, llena de un amor por la vida que no posee mas.
Sucellós se sorprende asi mismo llorando en el lejano futuro donde esta siendo asesinado, observa como la criatura se convierte por siglos en el terror de los primitivos, los tiene al borde de la extinción cuando un valeroso humano decide enfrentarla;  acaba de descubrir como hacer fuego y lo utiliza para defender a su especie de ese engendro que los mata como ganado, varios mas se le unen y logran asustarla lo suficiente como para condenarla a vivir solo de noche, cuando la oscuridad es su aliada.
la vida de Sucellós se extingue, entre estertores alcanza a vislumbrar brevemente, pirámides, costas, bosques, guerras y por todos lados el rastro de muerte que ella deja, hasta llegar al momento actual, donde mata a un joven druida y Sucellós comienza a seguir su rastro. Al parecer la criatura no se da cuenta de esta especie de ensueño que le provoca a sus victimas, es el modo que su naturaleza maligna tiene para reducir las defensas de sus victimas.
Sucellós observa al ser, su fisonomía ha cambiado completamente, ahora parece una joven druida, hermosa, fresca, inocente, la cazadora perfecta, un instante antes de morir, con el conocimiento extraído de ella, pronuncia su nombre, el olvidado, el que fue maldecido hace milenios y que estará oculto hasta que la humanidad entienda que el conocimiento es lo único que puede derrotar a la oscuridad. -Lilhyth-